jueves, 23 de mayo de 2013

ARNAU Y SALINAS

ARNAU Y  SALINAS

 Podremos recorrer los orígenes del planeta desde el Devónico, recuperar la tradición minera asturiana y visitar la única mina museo del mundo bajo el mar; de la mano de Philippe Cousteau respiraremos la paz y la fuerza de un mar que ha unido culturas, tradiciones y ciencia: el Museo de Anclas Philippe Cousteau de Salinas, un homenaje a las personas que a través de los oceános han aportado los valores humanos, científicos de paz y encuentro a lo largo de la historia. La historia de Salinas y especialmente de Arnao está marcada por el establecimiento en el siglo XIX de la Real Compañía Asturiana de Minas de Carbón, para la explotación del carbón existente en el subsuelo de la localidad, y por la historia posterior de la compañía y sus sucesoras hasta la actualidad.
































La reciente decisión del servicio de Patrimonio del Principado de Asturias (España) de declarar a Arnao como Conjunto Histórico Industrial e incluirlo en el inventario del Principado de Asturias, afecta a buena parte de los elementos que se encuentran en la localidad de Arnao, como es el caso del castillete y otra serie de edificios y lugares relacionados con la Real Compañía de Minas.




La historia de la minería moderna en la Península Ibérica  empieza en la localidad asturiana de Arnao. Esta explotación ha sido pionera en muchos aspectos y en distintos periodos de la historia. Cuando apenas se conocía en España el carbón vegetal, un religioso, Fray Agustín Montero, vecino de Naveces descubría en el año 1591 una “piedra negra”, que se comportaba como el carbón vegetal y con la que se podían confeccionar herramientas.





EL CASTILLET







Comunicó el hallazgo al emperador Felipe II mediante un escrito que ha sido rescatado recientemente de los archivos del Ministerio de Cultura. El emperador, convencido de la valía del descubrimiento, dio a Arnao la primera concesión de explotación del carbón en la península.

La filtración de aguas fue la causa del cierre de esta explotación en 1915. En la época de la Real Compañía, la mayor parte de las galerías iban por debajo del lecho marino, desde ochenta metros por debajo del mar, hasta doscientos metros por debajo del mar; y se introducen hacia la playa unos seiscientos o setecientos metros, de hecho la filtración de agua se dio a unos cuatrocientos metros hacia el mar.







LA FÁBRICA Y LA MINA DE ARANAO (ASTURIAS) EN 1902, HOY UN ITINERARIO CULTURAL Y DE OCIO


En 1915 con la filtración de las agua marinas tan copiosa se llegó a la práctica paralización del laboreo en el pozo Arnao. Una causa similar ya había sido citada por Fuertes Acevedo en 1868 y parece ser que la filtración de aguas marinas era el principal problema que tenía la explotación, sobre todo en una época en la que el bombeo añadía sobrecostes excesivos. No queda claro si se trató de inundaciones repentinas o de filtraciones paulatinas, ni tampoco si se produjeron víctimas, aunque se ha llegado a recuperar documentación que pone de manifiesto al menos 6 víctimas en accidentes entre 1904 y 1915.








Arnau es, además de una hermosa playa, la primera mina de carbón de la península y el primer pozo vertical en la minería del carbón de Asturias. Su singular castillete, “el pozu güelu”, ubicado en un promontorio sobre la playa, ha resistido el paso del tiempo. Ahora, gracias a un proyecto municipal de recuperación del patrimonio histórico e industrial del litoral de Castrillón, volverá a la vida aunque con una ocupación un tanto diferente.






Como testigos de esa historia quedan restos de la antigua mina, de la fábrica de zinc y del poblado surgido a iniciativa de la Real Compañía Asturiana de Minas, que forman parte del Patrimonio Cultural de Asturias. La localización de la playa de Arnao, inmediata al importante foco turístico de Salinas pero más al abrigo de los vientos del nordeste, le resta protagonismo estival. Por su parte occidental aparecen las más importantes formaciones geológicas del litoral cantábrico. El paseo de Arnao a Salinas lleva por el túnel de las antiguas instalaciones y desemboca en el Museo de Anclas.

Las anclas, sirven para sujetar las naves al fondo del mar, y se mantienen tal como han sido a pesar de los numerosos avances tecnológicos en otros campos de la navegación, simbolizan lo que se aferra, lo que nos sujeta, lo que nos fija a una referencia, lo que, en definitiva, nos da seguridad en nosotros mismos y en el futuro. El mismo cuerpo humano ha sido comparado con el ancla del espíritu en la filosofía natural ancestral.

En 1990 el Ayuntamiento de Bilbao dona la primera de las anclas, la del buque "Consulado  de Bilbao", cuyo trágico final se conmemora en el museo de anclas asturiano, se encuentra hoy situada en la Peñona de Salinas. El 26 y 27 de agosto de 1983, se desencadenó sobre las costas cántabras y vizcaínas una gota fría que ocasionó la gran riada que asoló Bilbao. Fue tal el crecimiento de las aguas que el barco flotó por encima del nivel del muelle y terminó en la misma plaza del Ayuntamiento. A consecuencia de los daños sufridos, acabaría por hundirse. Sin embargo, su ancla fue rescatada y ahora descansa en Salinas, frente al mar Cantábrico. Otro ejemplo de cómo a través del mar se puede transmitir resiliencia y compartirla..












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